sábado, 28 de noviembre de 2009

Todo tiene razón de ser...

Algunas veces, las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa porque debe de ser así, para servir un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quienes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar.

Tú no sabes quiénes son estas personas, pero cuando fijas tus ojos en ellas, sabes y comprendes que afectarán tu vida de una manera profunda.

Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero en realidad entiendes que si no superas estas cosas nunca habrías realizado tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón.
Todo pasa por una razón en la vida. Nada sucede por casualidad o por la suerte... Enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de puras tonterías, todo ocurre para probar los límites de tu alma.
Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién pavimentada, suave y lisa. Una carretera directa sin rumbo a ningún lugar, plana, cómoda y segura, más empañada y sin razón.
La gente que conoces afecta tu vida; las caídas y los triunfos que tú experimentas crean la persona que eres.
Inclusive se puede aprender de las malas experiencias.
Es más, quizás sean las más significativas en nuestras vidas.
Si alguien te hiere, te traiciona o rompe tu corazón, le das las gracias porque te ha enseñado la importancia de perdonar, de dar confianza y de tener más cuidado de a quien le abres tu corazón.
Si alguien te ama, ámalo tu también no porque él o ella te ame, sino porque te han enseñado a amar y a abrir tu corazón y tus ojos a las cosas pequeñas de la vida.
Haz que cada día cuente y aprecia cada momento, además de aprender de todo lo que puedas, porque quizás más adelante no tengas la oportunidad de aprender lo que tienes que aprender de este momento.
Entabla una conversación con gente con quien no hayas dialogado nunca, escúchalos y presta atención.
Permítete enamorarte, liberarte y poner tu vista en un lugar bien alto.
Mantén tu cabeza en alto porque tienes todo el derecho de hacerlo. Repítete a ti mismo que eres un individuo magnífico y créelo; si no crees en ti mismo nadie más lo hará tampoco.
Crea tu propia vida, encuéntrala y luego vívela... No olvides que Dios tiene un plan maravilloso para cada uno de nosotros, y debemos aprender a descubrirlo...

viernes, 27 de noviembre de 2009

Temía...

Temía estar sola,
hasta que aprendí a quererme a mi mismo.


Temía fracasar,
hasta que me di cuenta que únicamente fracaso si no lo intento.


Temía lo que la gente opinara de mí,
hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mi.


Temía me rechazaran,
hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo.


Temía al dolor,
hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.


Temía a la verdad,
hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.


Temía a la muerte,
hasta que aprendí que no es el final, sino más bien un comienzo.


Temía el odio,
hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que Ignorancia.


Temía al ridículo,
hasta que aprendí a reírme de mi mismo.


Temía hacerme viejo,
hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.


Temía al pasado,
hasta que comprendí que no podía herirme más.


Temía a la oscuridad,
hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.

A eso...

A eso de caer y volver a levantarte,
de fracasar y volver a comenzar,
de seguir un camino y tener que torcerlo,
de encontrar el dolor y tener que afrontarlo.
A eso..., no le llames adversidad, llámale

Sabiduría

A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente,
de fijarte una meta y tener que seguir otra,
de huir de una prueba y tener que encararla,
de planear un vuelo y tener que recortarlo,
de aspirar y no poder, de querer y no saber,
de avanzar y no llegar.
A eso..., no le llames castigo, llámale
Enseñanza

A eso de pasar juntos días radiantes,
días felices y días tristes,
días de soledad y días de compañía.
A eso..., no le llames rutina, llámale
Experiencia

A eso, de que tus ojos miren y tus oídos oigan,
y tu cerebro funcione y tus manos trabajen,
y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta, y tu corazón ame...
A eso..., no le llames poder humano, llámale
Milagro Divino

A eso, de que tus ojos estén leyendo este mensaje

y que tengas el tiempo para disfrutarlo,

y tengas esa sensación de cariño...

A eso..., no le llames casualidad, llámale
Amistad

“El Alma del Mundo tiene una gran necesidad de alegría.”

-Cuando empieces tu camino, encontraras una puerta con una frase escrita en ella-dice el maestro-. Vuelve y dime que dice esa frase.
El discípulo se entrega en cuerpo y alma a la búsqueda.
Un día ve la puerta y vuelve junto al maestro.
-Estaba escrito al comienzo del camino: >Esto no es posible<- dice.
-¿Dónde estaba eso escrito, en un muro o en una puerta?- pregunta el maestro.
-En una puerta-responde el discípulo.
-Pues por la mano en la manecilla y abre.

El discípulo obedece. Como la grase esta pintada en la puerta, se va moviendo con ella. Con la puerta totalmente abierta, ya no puede leer la frase, y sigue adelante...